La COP30, celebrada en Belém, Brasil, aprobó el Global Mutirão, un acuerdo para reducir el uso de combustibles fósiles, aunque sin metas vinculantes, en un contexto de crecientes tensiones y presión científica.
La aprobación del Global Mutirão refleja la creciente urgencia por abordar la crisis climática, pero la falta de compromisos vinculantes podría obstaculizar los esfuerzos necesarios para alcanzar los objetivos de sostenibilidad. En un mundo donde la ciencia señala la necesidad de actuar rápidamente, la efectividad de este acuerdo será un tema crítico en futuras negociaciones internacionales.