Un dron ruso atacó el buque turco Orinda en el puerto de Izmail, Ucrania, intensificando las tensiones marítimas en la región y afectando el transporte de gas licuado.
Este ataque no solo compromete la seguridad del transporte marítimo en la región, sino que también subraya la escalada de la guerra entre Rusia y Ucrania, afectando las relaciones internacionales y el comercio en el Mar Negro. La situación podría llevar a un aumento de las tensiones entre Rusia y Turquía, así como a repercusiones en el suministro energético europeo.