El ejercicio regular se ha identificado como una herramienta esencial para frenar el envejecimiento del cerebro, mejorando la cognición y reduciendo el riesgo de enfermedades como la demencia.
Estos hallazgos subrayan la importancia del ejercicio en la prevención del deterioro cerebral, lo que tiene implicaciones significativas para la salud pública, especialmente en una población que envejece. Fomentar la actividad física podría ser clave para combatir la demencia y mejorar la calidad de vida en la vejez.