La European Commission propone utilizar activos rusos congelados para financiar la ayuda a Ukraine, destacando esta opción como la más efectiva entre tres alternativas consideradas.
Esta propuesta es crucial ya que podría redefinir la forma en que la European Union aborda las sanciones económicas y el apoyo a Ukraine, además de influir en las relaciones futuras con Russia. La utilización de activos congelados plantea preguntas sobre la justicia en la compensación y la reconstrucción post-conflicto.