Un atentado suicida en Islamabad, reivindicado por el grupo terrorista Tehrik-i-Taliban Pakistan (TTP), ha desatado acusaciones de los líderes de Pakistán hacia India y Afganistán, desviando la atención del problema interno.
Este atentado no solo resalta la inestabilidad en Pakistan, sino que también agrava las tensiones geopolíticas en la región, al involucrar a Afghanistan e India en el discurso político del país. La situación plantea serias preguntas sobre la capacidad del gobierno pakistaní para manejar la amenaza del extremismo interno.