Nueva Zelanda planea erradicar los gatos salvajes para 2050, buscando proteger su frágil fauna nativa, que incluye aves y otros animales, de estos depredadores.
La erradicación de los gatos salvajes no solo busca preservar la vida silvestre única de Nueva Zelanda, sino que también refleja un creciente reconocimiento de la necesidad de proteger ecosistemas vulnerables a nivel global. Este movimiento podría influir en políticas de conservación en otros países enfrentando desafíos similares.