OpenAI enfrenta una demanda tras el suicidio de Adam Raine, un adolescente que buscó en ChatGPT maneras de quitarse la vida, lo que plantea preocupaciones sobre la responsabilidad de la inteligencia artificial.
Este caso resalta la creciente preocupación sobre los impactos de la inteligencia artificial en la salud mental de los usuarios, especialmente entre los jóvenes. La demanda podría sentar un precedente sobre la responsabilidad legal de las empresas tecnológicas en situaciones de crisis.