El Reino Unido y los Estados Unidos han acordado eliminar aranceles sobre medicamentos británicos, fortaleciendo así su comercio bilateral y modificando los descuentos que los fabricantes de medicamentos deben pagar al Servicio Nacional de Salud (National Health Service).
Este acuerdo es crucial para ambos países, ya que no solo promueve un comercio más fluido de medicamentos, sino que también refleja un esfuerzo por fortalecer la colaboración económica post-Brexit. Además, la modificación de los descuentos podría tener implicaciones significativas para el acceso de los pacientes británicos a tratamientos farmacéuticos.