La sorpresiva aparición conjunta de la Princesa Beatrice y la Princesa Eugenie coincide con la caída de su padre, el príncipe Andrew, quien ha sido despojado de su título nobiliario y se ha convertido en un ciudadano común.
Este evento resalta la transformación de la familia real británica en un momento de crisis, evidenciando cómo las decisiones personales de sus miembros pueden afectar su estatus y percepción pública. La caída del príncipe Andrew y la respuesta de sus hijas puede influir en la opinión sobre la monarquía en un contexto donde la relevancia de la realeza se encuentra cuestionada.